No es raro que, al menos, a veces nos invada la añoranza.
He imaginado el momento en que, justo antes del big bang, el cosmos entero era una piedrecita que cabía en la palma de la mano.
Uno piensa que allí estábamos todos. Los de este patio y los de otros lugares. No sé si lo sabíamos, pero algo debíamos saber. Aunque la cita, en realidad, era para el futuro.
Hay un dato curioso. En la piedrecita coincidíamos con las otras generaciones, con los de rostro diferente. Allí estaban los etruscos y los mohabitas, los presocráticos y los de la deconstrucción, Nabucodonosor y Pipino el Breve, Cyrano de Bergerac y Julieta.
Sería muy agradable verla, a la piedrecita. Conocer su color, sus breves accidentes, las veta de donde saldríamos unos y otros.Apretadillos sí que estaríamos.
Ha pasado el tiempo, señores. Mientras esperamos a los que aún no han llegado, la cosa invita, desde luego, a sentarse y cambiar impresiones.
Sebastiàn.
Publicado por fw
el septiembre 08 2008 23:03:21 ·
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