Mi objetivo era conseguir dinero en las carreras y para ello pensé que la mejor forma de conseguirlo sería tener un caballo que ganara todas las competiciones. Por suerte, en el pueblo tengo un caballo, Platón, que a simple vista parece algo torpe y gordo, pero tiene la madera que yo andaba buscando: músculos. Sabía que donde hay músculos hay energía. Mis conocimientos científicos convertirían esa energía bruta en aceleración y velocidad. No soy un científico realmente, pero siempre he sentido una enorme curiosidad por todas las ciencias. Con tesón y mucho estudio, he conseguido convertir mi casa un gran laboratorio de física y química aunque, a ojos de mi mujer, sólo parezca un taller electro-mecánico con ínfulas de salón de belleza.
Para mí, la ciencia sólo sirve si tiene aplicaciones prácticas y aunque ya tengo muy adelantada una máquina para ganar en la ruleta, hoy no voy a hablar de ella, sino de mi último experimento para ganar las carreras de caballos. No tengo por costumbre hacer públicos los resultados de mis investigaciones, pero considero conveniente que este ensayo, por sus características, sea de general conocimiento de la comunidad científica a la que me dirijo.
Apunté a Platón para su primera carrera, que tuvo lugar el pasado sábado en el hipódromo de la Zarzuela. Yo mismo fui el jockey para esa competición, porque en mi caso, la velocidad no iba a ser resultado de la esbeltez del corcel y el poco peso del jinete, sino la combinación de fuerza del percherón con la inteligencia del jockey. Toda la tarde estuvo la gente riéndose de nosotros y tengo que admitir que no era para menos. Platón llevaba todo un pequeño laboratorio a cuestas, lo que me obligaba a ir sentado al final de la grupa para tener más a mano las distintas palancas, cables, frascos y la potente batería eléctrica, pieza clave de mi éxito, que coloqué enfrente de mí.
Mi idea era simple pero innovadora. La escasa corriente eléctrica de los músculos de Platón iba a multiplicarse exponencialmente con certeras descargas de la batería, al mismo tiempo que unas intravenosas inyectarían belladona y una mezcla de adrenalinas de galgo y jabalí. Creo que con esta fórmula he resuelto la ecuación de convertir pura energía en movimiento acelerado.
Publicado por Mar
el julio 29 2008 10:28:49 ·
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