© Azathoth - La mala cabeza de Lola
Publicado por fw el Noviembre 22 2010 21:54:49
Lola era una chica alegre y pizpireta, aunque algo distraída. Su problema era que tenía muy mala cabeza, como siempre le decía su madre, y no es que fuera una alocada irresponsable, no, el problema era que siempre se le olvidaba la cabeza por ahí en cualquier parte y claro, cuando se acordaba era un follón tener que estar buscando dónde se podía haber dejado su cabecita. Se la dejaba dentro del armario, encima de la nevera, debajo del sofá o la cama y luego, de repente, notaba una ligereza increíble en el cuerpo y exclamaba "¡¡ostras, la cabeza!!, ¡ya me la he dejado olvidada otra vez por ahí!". (Naturalmente, si podía decir esto es porque, además, Lola era una ventrílocua muy habilidosa).

A su familia incluso le venían bien esos olvidos, ya que Lola tenía unos bonitos ojos verdes tan brillantes tan brillantes que no hacía falta encender la lámpara para ver en la oscuridad, simplemente ponían la cabeza de Lola encima de la mesita del cuarto de estar y así se ahorraban un dineral en electricidad. Eso sí, para evitar que su cabeza pudiera sufrir algún daño cuando se quedara abandonada en cualquier lado, su padre insistió en comprarle un robusto casco bien resistente que Lola (o mejor dicho, su cabeza) llevaba siempre puesto todo el día, que ya se sabe que más vale prevenir.

Con el tiempo, Lola ya se había acostumbrado a estas pérdidas y tampoco le suponía un inconveniente muy grave, porque podía estar con su cuerpo en un sitio haciendo alguna cosa mientras su cabeza veía una película o charlaba con alguien, pero en el fondo lo que más deseaba era que llegara el día en que dejara de una vez de perder la cabeza a la más mínima. Así que pensando, pensando (tenía mala cabeza, pero ello no le impedía pensar con gran dedicación) se le ocurrió colocarle un cencerro a su cabecita, para tenerla siempre localizada por el sonido. A ella le gustaba mucho su cencerrito plateado, se sentía orgullosa portándolo, pero ya se sabe que en todas partes hay envidiosos y los que no se atrevieron a seguir su ejemplo inventaron esa frase de "estar como un cencerro". Pero eso a Lola le daba igual, y se paseaba feliz por todas partes con su bonito cencerro, haciendo tolón tolán y disfrutando con su sonido.

© Azathoth
3 jun 1998